La guerra compartida de Ghost Recon Breakpoint

Hace unas semanas que la nueva entrega de la serie Ghost Recon de Tom Clancy, Breakpoint, está disponible y hoy queremos compartir con vosotros nuestras impresiones. Esta nueva apuesta de Ubisoft por un juego de mundo abierto, enfocado descaradamente a la jugabilidad cooperativa, promete ir más allá de lo conseguido por Wildlands. ¿Lo habrá conseguido?

Breakpoint ofrece un mundo de juego masivo, con la gran isla de Auroa de escenario principal, en el que podremos tanto seguir las misiones de la campaña principal de historia, como profundizar en tareas secundarias o, simplemente, dedicarnos a explorar y limpiar de “gente malvada” sus grandes extensiones de selva, bosque, montañas y desiertos. Y si eso no es suficiente, tenemos un modo competitivo llamado Ghost War con el que enfrentarnos a otros jugadores en partidas de 4 contra 4.

La premisa inicial es la de que somos operativos de las fuerzas especiales enviados a la isla a investigar la desaparición de un carguero de la U.S.S. Navy. Tan solo llegar unos enjambres de drones derriban todos vuestros helicópteros y os veréis rodeados de enemigos que quieren mataros. Poco a poco descubriréis que un antiguo compañero y su legión de mercenarios así como el propietario de una mega corporación tecnológica son los responsables de todo y, aún peor, planean liarla parda a lo grande.

Claro, que no contaban con vosotros y vuestros amigos, así que una vez superado el mal trago inicial, lograréis llegar a un refugio que sirve de nexo social con el resto de jugadores y de base de operaciones. Desde ahí podréis apuntaros a las misiones principales, dedicaros a explorar, comprar y fabricar armamento y equipamiento, así como uniros a misiones cooperativas.

Breakpoint ha sido diseñado para ser disfrutado en cooperativo, aunque en la práctica no es un requisito obligado. Se puede jugar la historia principal en solitario, aunque evidentemente habrá una dificultad adicional al no contar con compañeros que puedan levantaros cuando os derriben los enemigos. Y esto, puede llegar a ser muy frustrante, ya que las reapariciones no suelen ser muy precisas y puede que salgáis a varios kilómetros. Además, la jugabilidad no ha sido diseñada para que el componente cooperativo sea realmente algo destacable, lo cual no deja de ser paradójico en un título de esta naturaleza.

Sea como sea, vuestro personaje tiene varios sistemas de progresión. Por un lado podréis escoger una de las cuatro clases disponibles que os darán ciertas bonificaciones, según vuestro estilo de juego. A partir de ahí, según vayáis ganando experiencia podréis ir desbloqueando aptitudes y herramientas con las que potenciar vuestra capacidad de combate y supervivencia.

Por otro lado, el equipo de combate tiene una puntuación que os otorgará un nivel de equipamiento, que también se tiene en cuenta a la hora de poder tener opciones de acabar con los rivales más duros. Hagáis lo que hagáis en el juego, todo suele tener recompensa. Ya sea completar misiones, eliminar enemigos, explorar el mapa para encontrar nuevas localizaciones de interés.

Este sistema de progresión se comparte con el modo competitivo, llamado Ghost War. Es decir, cuando participéis en él lo haréis con vuestro personaje principal, utilizando sus armas, ropa, equipo especial y habilidades. Lo que tenéis que tener en cuenta es que el nivel del armamento se equipara a todos los jugadores. Por lo que todos hacen el mismo nivel de daño. Esto se hace para equilibrar los enfrentamientos y que puedan ser igual de divertidos aunque se enfrenten jugadores veteranos contra novatos. Lo que marca la diferencia es la estrategia y habilidad del jugador.

Por el momento el modo Ghost War se antoja bastante escaso. Tan solo cuenta con seis mapas y ofrece partidas de eliminación por equipos o bien de atacar/defender objetivos. Eso sí, se ha intentado potenciar el elemento táctico en las partidas, para hacer más importante aún el juego en equipo.

Como hemos dicho, en Ghost War, se enfrentan dos equipos de cuatro operativos, en seis mapas que ofrecerán condiciones climáticas y horas del día variables. Es decir, que tanto podréis jugar en un mapa de día con el tiempo despejado, como de noche con una lluvia torrencial. Evidentemente, esto le da un elemento de variedad muy de agradecer. Cada mapa ha sido extraído del mundo abierto, pero adaptado a la jugabilidad y características de las cuatro clases disponibles.

Otro elemento novedoso, procede directamente del género de battle royale, puesto que el perímetro de la partida se va a ir reduciendo según avance el tiempo, obligando a los jugadores a moverse, acercarse y combatir a muerte lo quieran o no.

Y cuando os derriben no significará que se ha terminado la partida para vosotros. Si un compañero consigue llegar hasta vosotros podrá levantaros y resucitaros. Aunque claro, eso también sucede con el equipo rival. Por lo que si dejamos aunque sea a un solo enemigo vivo y nos despistamos, quizás al poco este logre curar a sus compañeros. Para ello, cuando un jugador es derribado su localización se anuncia a todo el mundo. Esto sirve tanto como una ayuda para poder curar al aliado, como una trampa ya que puede permitir al rival usar al derribado como cebo para una emboscada.

Los jugadores también podrán usar drones para intentar hacer reconocimientos del terreno y marcar rivales. Aunque los drones son muy llamativos y fácilmente destruibles. Además, en el mapa se podrán recoger objetos para curarse o dispositivos especiales para obtener ayuda, como sistemas de vigilancia con los que descubrir la posición de todos los enemigos. Por supuesto, estos emplazamientos también serán susceptibles de competición y trampas.

En las partidas de atacar/defender, habrá unos emplazamientos donde se pueden activar bombas. El equipo defensor deberá evitar que las bombas se activen y, en caso de hacerlo, desactivarlas a tiempo. Mientras que los atacantes tendrán que poner las bombas y evitar que estás sean desactivadas para que puedan detonar.

Lo mejor es que todo el progreso y recompensas que obtengáis en este modo es compartido con el modo campaña, por lo que el tiempo que dediquéis en cada uno será útil en el otro. La contrapartida es esa, que el modo competitivo se antoja limitado. Mientras que el modo campaña resulta muy masivo, con muchas opciones de juego, pero que terminan por parecer incompletas por separado.

Al menos se agradece el detalle de un matchmaking bastante personalizado, con el que podemos buscar compañeros que busquen completar las misiones de historia, las secundarias o simplemente explorar. El juego se disfruta mucho más en compañía, pero ya se sabe que a veces es complicado juntar a tus amigos y te toca jugar con desconocidos. Y eso, en muchos casos es una lotería, por lo que facilitar al máximo que tengan los mismos intereses es un plus.

Tom Clancy’s Ghost Recon Breakpoint es un título muy ambicioso pero que termina pecando de querer abarcar demasiado. El mundo abierto es masivo, las cosas para hacer son interminables pero ha sido lanzado con muchos fallos que perjudican la experiencia de juego, y el apartado cooperativo no está todo lo pulido que se esperaba, así como su jugabilidad, en la que el sigilo realmente no está tan recompensado como debería. Veremos cómo evoluciona con los próximos contenidos, incluyendo una incursión de alto nivel que debería llegar pronto. ¡Nos vemos en el paraíso no tan pacífico de Auroa!

 

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